8 de marzo de 2008

INTRODUCCIÓN

Antonio Gaudí Cornet nació en Reus el día 25 de junio de 1852, en el seno de una familia de caldereros, naturales de Ruidoms, por la línea paterna, y por la materna de la cercana localidad de Reus, en la que creció.

En la ciudad reusense cursó la enseñanza primaria, en la escuela de don Francisco Berenguer, y en 1863 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza, donde obtuvo notas poco brillantes en los primeros cursos hasta que a los trece años reacciona notablemente en su rendimiento escolar, finalizando en 1869 la secundaria en el Instituto de Barcelona en calidad de alumno libre, ciudad a la que se traslada con toda su familia, y donde fija su residencia para el resto de su vida.

A los 17 años ya le había llegado su vocación arquitectónica y posteriormente solicita su acceso en la Escuela de Arquitectura, donde demuestra ser un estudiante de indiscutible valía (1872-1877), alternando sus estudios con los trabajos de delineante (1874), y con el servicio militar (1875), unos meses antes de concluir le tercera guerra carlista.

El 1878 fue de gran importancia en la vida de Gaudí: obtiene el título de arquitecto; pasa a la reserva militar; el Ayuntamiento de Barcelona le hace el primer encargo de su vida profesional, consistente en un modelo de candelabro o farola para la vía pública; traza de un proyecto de barrio obrero para la cooperativa “La Obrera Mataronense”; construye un retablo para las religiosas Jesús y María de Tarragona, lo que prueba la poca radicalidad de su pasajero anticlericalismo juvenil; y además conoce al que iba a ser su amigo y mecenas, don Eusebio Güel y Bacigalupi, como consecuencia de su participación en la exposición parisina de 1878.

En 1879 se da de alta en la “Associació Catalanista d’Excursións Científicas”, lo que permite conocer con detenimiento los monumentos históricos más significativos de Cataluña. Son unos años en los que el arquitecto cuida de su aspecto personal, es amigo de la buena mesa y del buen tabaco, frecuenta a literatos y artistas y se mueve en los círculos de la alta burguesía catalana, donde va a tener sus principales clientes, pero sin olvidar nunca su origen modesto y los duros años de estudiante.



En 1883, a los 31 años de edad, tiene lugar un acontecimiento de gran trascendencia para su futuro, al ser propuesto por el arquitecto Juan Martorell, otro hombre clave en su vida, para ocupar el puesto de director de las obras del templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, vacante entonces por renuncia del arquitecto diocesano, Francisco del Villar. La primera piedra de esta magna obra ya se había colocado unos meses antes, el día de San José de 1882, pero Gaudí no tardó en imponer su criterio, introduciendo muy importantes y profundas modificaciones que dieron al templo un enfoque radicalmente diferente.

Algunas de sus construcciones más significativas son:


La Casa Vicens (1883-post 1888)
El Capricho de Comillas (1883-1885)
El Palacio Güell (1886-1990)
La Casa Ballesguard (1900-1906)
La Casa Batlló (1904-1906)
La Casa Milá (1906-1910)
El Parque Güell (1900-1914)
La restauración de la catedral de Palma de Mallorca (1903-1914).

Escalinata del Parque Güell


Casa Milá


Casa Batlló

La vida del arquitecto quedó marcada por la progresiva pérdida de seres queridos y de buenos amigos: en 1876 fallecieron su madre y su hermano Francisco, al poco de haber acabado la carrera de medicina; en 1879 su hermana Rosa; en 1893, su amigo y paisano, el obispo de Astorga, Grau Vallespinós; en 1906 su padre; en 1912 su única sobrina y atenta cuidadora, Rosa Egea Gaudí; en 1914, su fiel colaborador, Francisco Berenguer Mestres; en 1916 su amigo, el obispo de Vic, Torras i Bages; y en 1918 su también amigo y mecenas el señor Güell.

A pesar de haber intentado en sus años jóvenes una relación con la señorita Petita Moreu, fracasada, al creer la familia poca cosa a Gaudí, éste permaneció soltero toda su vida, y con el transcurso de los años terminó trocando su carácter abierto por una vida eremítica, especialmente desde la muerte de su sobrina Rosa, a la que no pudieron sustituir los cuidados de unas monjas que una vez por semana ordenaban su casa, sita en el parque Güell. De hecho, Gaudí terminó estableciendo su domicilio en el obrador de la Sagrada Familia, cuyas obras, no remuneradas, acabaron por absorber toda su atención.

El propio maestro colaboró en la recogida de fondos para esta magna edificación, con gran sacrificio por su parte, asistiendo personalmente a visitas domiciliarias cursadas a distintas familias de la alta burguesía catalana. Pero los últimos años de su vida resultaron especialmente solitarios; su corpachón se tornó con el tiempo muy delgado y menudo, adoptó una pobreza voluntaria, una estricta alimentación vegetariana y, a pesar de ser un hombre limpísimo, renunció incluso a renovar su vestuario más allá de lo necesario, sin prestar especial atención a su propia estética personal, y ello a pesar de las visitas que autoridades y personajes cursaban a las obras del templo, y de que el maestro ya había adquirido merecida fama más allá de las fronteras.

Su muerte en Barcelona, en unas circunstancias dramáticas, se produjo como consecuencia de las heridas producidas por el atropello de que fue objeto por parte de un tranvía, que el anciano maestro no advirtió al cruzar una doble vía. Confundido con un menesteroso, debido a su modesto porte, permaneció ignorado en el suelo con tres costillas rotas, conmoción cerebral y sangrando por su oreja derecha, hasta que dos transeúntes, curiosamente homónimos suyos, solicitaron de forma infructuosa la colaboración de diversos vehículos que desoyeron las demandas de auxilio; finalmente, con la ayuda de un tercer transeúnte, guardia civil, fue trasladado en taxi a un dispensario, desde donde se ordenó su traslado al Hospital Clínico, al que no llegó, debido a que los camilleros decidieron unilateralmente dejarle en el más cercano Hospital de la Santa Cruz, curiosamente el mismo donde Gaudí había querido siempre acabar su vida. Murió a los tres días, el 10 de junio de 1926, rodeado del respeto y la consideración de autoridades, colegas, colaboradores y particulares.

No hay comentarios: